¿Por qué se descomponen los alimentos? Las cosas que tocamos, los alimentos que comemos y hasta el aire que respiramos están llenos de microorganismos que son imperceptibles a la vista, pero el que no los veamos no quiere decir que no están ahí. Estos microorganismos se reproducen y son los que descomponen los alimentos, desde los más naturales hasta los altamente procesados. Cada caso es distinto, hay productos donde la descomposición microbiana es más retardada; y otros donde es una simple cuestión de horas. Existen métodos que permiten ralentizar este ciclo de descomposición, uno de los más comunes es la congelación, pues al encontrarse a muy bajas temperaturas muchos microorganismos mueren o ven sus capacidades de descomposición mermadas, en lugar de llevarse horas o días, hacen su trabajo en semanas o meses.

Temperaturas de congelación

Por supuesto, es de suma importancia que este proceso de congelación se lleve a cabo de forma eficiente y responsable: una vez que el alimento se somete a bajas temperaturas, no debe descongelarse, pues esto acelerará a posteriori su degradación. Para que un alimento se congele, debe encontrarse a temperaturas que oscilan entre los 0ºC hasta -18ºC. Es preciso conocer a detalle cada producto, sus necesidades particulares para que su conservación sea exitosa.

Para que muchos fabricantes de productos alimenticios logren posicionar sus productos en diferentes mercados es de suma relevancia que toda la cadena de distribución se cuide de principio a fin. Hoy en día acudimos a un supermercado o tiendas locales y podemos encontrar productos que vienen desde puntos del planeta que pareciera imposible debido a su distancia. Esto se logra con una transportación y un almacenaje que procuren conservar esa cadena de frío que cuide todas las cualidades nutritivas y organolépticas de los alimentos.

¿Qué necesita garantizar un óptimo almacén de congelados para confiarle nuestros productos?

Debe contar con instalaciones óptimas, es decir, espacios suficientes y equipos de la más alta calidad. Es fundamental que los productos se encuentren dispuestos en anaqueles, palets, cajas, nunca directamente sobre el suelo. Los productos deben ser fácilmente transportables desde su lugar de almacenamiento hasta su siguiente destino, esto es, el transporte que los conducirá a los puntos de venta. Cada producto debe tener una zona clara para su almacenaje, no se deben mezclar nunca, porque como ya se indicó, no es lo mismo conservar una verdura congelada a un pescado, y se puede generar contaminación.

Para asegurar que la cadena de frío se mantenga, el almacén debe ser un punto medio entre el productor y el destino final. Se necesita un importante trabajo de logística para determinar dónde se encontrará el almacén y si cuenta con los servicios necesarios, los cuales garanticen que todos y cada uno de los diferentes productos alimentarios estarán a buen resguardo y llegarán en excelentes condiciones hasta las manos de los consumidores finales. Demostrar al cliente esta eficiencia y compromiso con la calidad es una de las prioridades de todos quienes participan en la industria de los alimentos, pues es la forma en que aseguraremos que escojan nuestros productos y no los de alguien más.